La naturaleza de la mente

la-naturaleza-de-la-menteBajo el implacable sol de la India, un  hombre  llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama. El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera un masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: −Mira que si ahora un tigre me atacase− Apareció un tigre y lo devoró.

El Maestro dice: Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.

La prueba de los tres filtros de Sócrates

los-tres-filtrosCuando alguien se disponga a contarnos algún chisme de otra persona, os recomiendo aplicar la prueba de los tres filtros, la cual se le atribuye a Sócrates.
Cuentan que un día se le acercó un conocido y le dijo:
−Maestro, ¿sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
−Espera un minuto -le contuvo Sócrates- Antes de decirme nada, quisiera aplicar la prueba de los tres filtros a lo que vas a decirme.
−El primer filtro es el de la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
−No, realmente sólo escuché que…
−Está bien. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
−Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
−No, por el contrario…
−Así pues, es algo malo y no estás seguro de que sea cierto…
−Nos queda aún el tercer filtro, el de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
−No, la verdad es que no.
−Entonces, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿Para qué querría saberlo?

Cuando un gato se cae, se deja llevar

cuando-un-gato-se-caeCuando un gato se cae, se deja llevar. Se relaja completamente y aterriza ligeramente sobre el suelo.

Pero si uno de esos gatos cayera de un árbol y de repente pensara que no quiere caer, se pondría tenso y rígido y caería como una bolsa de huesos rotos sobre la tierra.

Por eso, en lugar de vivir en un estado de tensión crónica y agarrarnos a cosas que, en realidad, están cayendo con nosotros porque el mundo es efímero, deberíamos ser como un gato. No resistirnos.